La comida en México va mucho más allá del deleite, pues para cada celebración hay un platillo, una bebida, un sabor que nos conecta con nuestras tradiciones y las personas que nos rodean, pues no importa si tienes mucho o poco, siempre habrá una razón para compartir un plato con el otro.
Desde hace 40 años, la familia Mijangos Balan del poblado de Tinun, Campeche, realizan los pibipollos en honor a las ánimas que han partido en su familia, como parte de la tradición del Hanal Pixan.
De acuerdo inculturación del pensamiento maya y el español, el ‘pib’ es un símbolo de la muerte y la resurrección, donde la masa representa el cuerpo del ser humano; el cool o la mezcla de recado simboliza la sangre; mientras que la presas pudieran significar el cuerpo y la masa y la envoltura, su lugar de reposo.
Doña Ermenegilda Balan Canché, matriarca de la familia, da las indicaciones a sus hijas para que todo quede con buena consistencia y sabor, tal y como a ella misma le enseñaron sus papás.
Los preparativos se inician desde el día anterior con el corte y el precocido de las hojas de plátano; posteriormente a las 5 de la mañana del día siguiente alistan el nixtamal y una vez cocido lo llevan al molino, comienzan a limpiar el pollo, la carne de puerco, picar el jitomate, los chiles habaneros, moler el achiote y demás ingredientes para hacer el col.
La familia también gusta por preparar el pib de xpelón, el frijol tierno característico de la región, relleno de pollo y de puerco.
Mientras tanto, los hombres de la familia cortan la leña y escarvan el hoyo que sirve de contenedor para cocinar los pibes. Aproximadamente en sesenta minutos es el tiempo en que los pibes están expuestos al calor constante provocado por las cenizas de la leña y las piedras calientes; y que bajo las láminas y la tierra se mantendrán en cocción hasta su extracción.
Es así como se realizan los pibes enterrados como parte de la tradición en las comunidades mayas y que siguen siendo de los preferidos por tener un sabor diferente a los hechos en horno; el alimento que es degustado tanto por vivos como por “muertos” en la localidad de Tinun.
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